La paleontología es la ciencia que estudia los fósiles y los paleontólogos son los científicos que se encargan de estudiarlos. Por medio de la impresión en las rocas, de las pisadas o de los huesos de un animal, pueden conocer no solamente los animales que se extinguieron sino también sus características como la forma de trasladarse, alimentarse, etc.

La historia de nuestro planeta y de los seres vivientes que la habitaron está registrada en las rocas sedimentarias, de las cuales la mayoría se formaron de capas depositadas bajo las aguas, las nuevas capas se fueron sedimentando sobre las anteriores, constituyendose así las capas más profundas en el registro de la historia más antigua de la corteza terrestre. Los restos que originaron las rocas sedimentarias no están compuestos solamente por sustancias minerales, sino que también se encuentran mezclados con restos de plantas y animales, como hojas, huevos, huesos, etc., que con el paso del tiempo quedan petrificados y reciben el nombre de fósiles.

Fosiles

Existen dos tipos de fósiles: los directos (huesos, dientes, conchas, cuernos, es decir todo lo que formaba parte del animal) y los indirectos (huellas, cáscaras de huevos, marcas de dientes, etc., son fósiles relacionados con un ser vivo).

 

El hallazgo de fósiles ha permitido a los paleontólogos descubrir hechos relacionados con el pasado de la Tierra y reconstruir la historia.

Fosiles de huesos

Los fósiles revelan cosas muy interesantes de la historia de nuestro planeta, sin embargo no lo revelan todo, ya que solamente se han podido fosilizar unos pocos animales y plantas, la fosilización es un proceso muy largo que no puede ocurrir en animales que carecen de partes duras, como los gusanos, las medusas, etc., ya que los cuerpos de estos animales se desintegran rápidamente debido a las grandes presiones de los sedimentos que sus cuerpos no pueden soportar, desapareciendo sin dejar huella de su historia que hubiera sido de gran utilidad para la ciencia.

Un fósil puede ser una simple huella dejada por un cuerpo sepultado que recibe el nombre de molde, que se forman al cubrirse los restos por sedimentos blandos que se endurecen poco a poco a causa del calor, la presión y cambios químicos. Con los moldes se pueden obtener réplicas de los seres enterrados, al rellanarlos de fango o minerales.

Hay fósiles que se han obtenido de restos de animales que no han llegado a descomponerse, como los encontrados en las zonas polares, donde el frío los ha preservado. Otros se han preservado por la acción de sustancias químicas, tal es el caso de los encontrados en yacimientos de brea o alquitrán. En zonas calientes y áridas se han encontrado cuerpos sin descomponerse porque se han secado rápidamente. Estos cuerpos que se han preservado en el tiempo se conocen como momias.

Los huesos y otras partes de los seres vivos que no se descomponen fácilmente proporcionan varias evidencias de la vida prehistórica. Los esqueletos fósiles de los dinosaurios se han encontrado incompletos, los paleontólogos se encargan de reconstruirlos en base a sus estudios, donde comparan huesos fósiles con huesos de animales que viven actualmente, utilizan las pistas que les da el tamaño, la forma y la estructura de las partes encontradas. Por ejemplo, los dientes fósiles proporcionan la forma de alimentarse de los animales, para saber si éstos pertenecieron a un animal carnívoro.

Fosil de dientes

Los restos fósiles de humanos prehistóricos son escasos y la mayoría se han hallado en cuevas áridas que eran utilizadas como refugio y han sido encontrados en las capas más superficiales de la corteza terrestre, lo que indica que no tienen una antigüedad tan grande como la de los dinosaurios.

La gran diversidad de fósiles encontrados ha permitido clasificar el orden en que han aparecido los seres vivos en la Tierra en eras o épocas: Era Paleozóica (Era antigua de la vida), Era Mesozóica (Era media) y Era Cenozóica (Era nueva).

Los paleontólogos utilizan varios tipos de herramientas para realizar su trabajo, unas son para obtener una estimación de la edad de un fósil, otras para excavación y estudio del fósil encontrado. Entre éstas encontramos pinceles y brochas, alicates y pinzas, martillos y cinceles, espátulas, palas, etc.

Herramientas

Varias técnicas son utilizadas para el estudio de los fósiles, una de ellas es la morfometría que permite mediante sus medidas (longitud, ancho, diámetro, volumen, etc.) obtener conclusiones como la edad de la población, tipo de individuo, variedad de la especie, peso aproximado, capacidad craneal, etc.

El objetivo final de la paleontología es la reconstrucción de los ambientes del pasado y la predicción que se puede hacer con esto del futuro. De aquí también se deriva la paleoclimatología que estudia el clima del pasado, la paleoecología que estudia los ecosistemas del pasado y la palinología que se encarga del estudio del polen, las esporas, dinoflagelados y cualquier palinomorfo actual o fósil. Estas últimas constituyen herramientas importantes para la paleontología.

 

 


Fuente:

Revista Varitek Universal, Año 3 – Número 7, 15 de julio de 2010.

www.varitek.com.ec