En la revista de noviembre del año anterior tratamos sobre las plantas nucleares que se utilizan para generar electricidad, hay otros métodos para hacerlo como las centrales hidroeléctricas o térmicas, esto permite al hombre generar electricidad artificialmente para su utilización. En la naturaleza podemos encontrar que ésta se produce de forma natural, basta con observar durante una tormenta, como se producen relámpagos y truenos, el relámpago es la iluminación que se produce por la caída de un rayo y el trueno es el sonido que se produce al descargarse el rayo en tierra, el relámpago aparece primero porque la luz viaja a 300.000 Km/s y el sonido a 1200 Km/h, es más rápida la luz que el sonido. Los rayos también pueden viajar de una nube a otra, en estos casos solamente veremos el relámpago y no escucharemos el trueno.

Los rayos son descargas eléctricas que cuando viajan de una nube a otra no son peligrosos para las personas que se encuentran en sus casas, puede serlo para los aviones por lo cual en momentos de tormentas fuertes no se realizan vuelos. Los rayos que se descargan en tierra resultan peligrosos para los habitantes que estamos en tierra, por esta razón debemos protegernos. No debemos colocarnos bajo un árbol alto y solitario durante una fuerte tormenta, esto se debe a que al ser descargas eléctricas los rayos buscan la ruta más fácil para descargarse y un árbol alto ofrece la mejor, más aún si no hay otros árboles altos a su alrededor.

Para protegernos de los rayos se inventó el pararrayos, que es una barra de acero que termina en una o varias puntas afiladas, se coloca generalmente en la parte más alta de un edificio y está conectada mediante un cable a una plancha metálica situada bajo tierra. El objetivo del pararrayos es ofrecer una ruta de descarga más fácil para atraer los rayos evitando así que caigan en otros lugares en los que podrían ocasionar grandes destrozos. ¿Qué pasaría si en una ciudad no existieran edificios con pararrayos?, éstos podrían caer en un edificio, una casa, autos, personas y ocasionar grandes destrozos. Este invento se lo debemos al norteamericano Benjamín Franklin, antes de él las personas no estaban seguras que los rayos fueran descargas eléctricas, conozcamos un poco sobre su inventor:

Benjamín Franklin nació en 1706 en la ciudad de Boston, fue parte de una familia humilde, su padre fue un fabricante de velas, tuvo que dejar la escuela a la edad de diez años para trabajar. Sin embargo, su afición al estudio y la lectura era bien grande, por lo que sus ratos libres los empleaba en esto. Su propio esfuerzo lo llevó a convertirse en científico, escritor e inventor, llegando a ser uno de los más grandes científicos de su época. Aprendió varios idiomas, entre ellos el español, era aficionado a la música y aprendió a tocar varios instrumentos musicales como el arpa, el violín y la guitarra. También se convirtió en político y patriota, su imagen aparece en los billetes de 100 dólares americanos.

Benjamin Franklin

Además del pararrayos inventó el llamado horno de Franklin o chimenea de Pensilvania (1744), metálico y más seguro que las tradicionales chimeneas; las lentes bifocales, para su propio uso; un humidificador para estufas y chimeneas; uno de los primeros catéteres urinarios flexibles, para tratar los cálculos urinarios de su hermano John; el cuentakilómetros, en su etapa de trabajo en la Oficina Postal; las aletas de nadador, la armónica de cristal, etc.

También participó en la vida política, en 1736 hizo su primera incursión cuando fue elegido miembro de la Asamblea General de Filadelfia y participó activamente en la Independencia de los Estados Unidos, influyó en la Declaración de Independencia (1776), ayudando a Thomas Jefferson y John Adams. Contribuyó al fin de la Guerra de Independencia, con la firma del Tratado de París (1783) y a la redacción de la Constitución estadounidense (1787). Fue nombrado Gobernador de Pensilvania en 1785.

Murió en Filadelfia en el año 1790, fue uno de los grandes hombres que tuvo la Humanidad y un ejemplo para las nuevas generaciones.

Su experimento:

Durante una tormenta, Benjamín Franklin elevó una cometa provista de una punta afilada de acero, a la cual amarró una cuerda de seda en cuyo extremo inferior colocó una llave situada cerca a un electroscopio, instrumento que sirve para demostrar la presencia de electricidad en los cuerpos. Un rayo fue atraído desde las nubes y conducido a través del cordón de seda hasta la llave, de la cual saltó una chispa que fue a parar al electroscopio, con lo cual se demostró que en las nubes hay electricidad durante una tormenta. Luego de este experimento se demostró que los rayos son descargas eléctricas y sirvió de fundamento para el invento del pararrayos que desarrolló luego.

Exp BF

 

 


Fuente:

Revista Varitek Universal, Año 3 –Número 4, 15 de abril del 2010.

www.varitek.com.ec